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flechaLas obras del género dramático están destinadas a ser representadas ante el público.

      La acción progresa a través del diálogo de los personajes, encarnados por actores, ya que no aparecen
      narraciones ni descripciones.

flecha Las obras de teatro se dividen en actos; suele haber tres:

      el acto primeroflecha se corresponde con el planteamiento.
      el acto segundo flecha se corresponde con el nudo.
      el acto tercero flecha se corresponde con el desenlace.

flechaLos actos se dividen en escenas, que se corresponden con cada entrada o salida de los personajes del
      escenario.

flechaLas acotaciones son unas breves indicaciones, generalmente entre paréntesis, que informan de la
      apariencia y de las acciones de los personajes; de la disposición y aspecto del escenario, y de los
      objetos que se encuentran en él.



 Ejemplo:

 La huella misteriosa


       
 
(Un claro de selva en una isla desierta del Océano Pacífico. En la izquierda, se ve un lanchón
 volcado, con la quilla mirando al cielo. En el lanchón hay abiertas dos ventanas y una puerta…
 Y en lo alto de la quilla, una chimenea. Todos estos detalles quieren decir que el lanchón sirve de
 casa habitable a los ciudadanos que pueblan la isla. […]


 Es en las primeras horas de la mañana.

 Al levantarse el telón, en escena Bremón. Se abre la puerta del lanchón y aparece Emiliano.
 Viste un traje de verdadero Robinson, hecho con pieles de animales).


 Bremón.—Gracias a que ideé yo esto de retirarnos a una isla desierta…
 Emiliano.—Que nos costó lo nuestro, porque es que no queda ya una isla desierta ni para
         criar un galápago. Treinta y dos anuncios puse en La Correspondencia de España,
         diciendo: «Isla desierta para un apuro necesitase». Y como si no…
 Bremón.—Y menos mal que descubrimos esta pequeña colonia norteamericana, en la
         que no hay fieras ni salvajes…
 Emiliano.—No. Fieras no hay en la isla. Yo la he recorrido de largo a largo y de ancho a
         ancho, y no he visto fieras. Cocodrilos, leones y tigres, sí hay… Pero fieras, lo que
         se dice fieras, ni una. Ahora, salvajes…
 Bremón.—¿Qué?
 Emiliano.—Anteayer descubrí una cosa que no he querido decir a nadie…
 Bremón.—¿Cómo?
 Emiliano.—Ahora que no nos oyen los demás, a usted sí quiero comunicárselo, porque,
         aunque científico, usted es todo un hombre, doctor.
 Bremón.—¡Emiliano, me asustas!
 Emiliano.—Anteayer, señor Bremón, al salir del lanchón por la mañana, igual que hoy,
         y dirigirme a los corrales, a ver si había puesto huevo la avestruza, porque ya sabe
         usted que el día que la avestruza pone huevos tenemos ya tortilla para todo el mes…
 Bremón.—¿Qué? Acaba…
 Emiliano.—Pues que al lado de la empalizada de los corrales, en el suelo, descubrí la
         huella de un pie humano… […] Un pie desnudo, grande: un cuarenta y tres, horma
         ancha, que no corresponde ni a usted ni a Ricardo ni a mí; pero que, además, como
         le digo, era un pie desnudo. Las huellas se alejaban hacia el norte… Las seguí por
         espacio de una hora y me condujeron hasta el lago, y al llegar allí perdí las huellas y
         el reloj, que llevaba en este bolsillo (se señala el pecho), al inclinarme sobre el
         agua.
 Bremón.—Bueno, pero ¿las huellas?
 Emiliano.—Pues de las huellas no he descubierto más, pero ya es bastante, porque
         demuestra que la isla no está desierta, doctor.
 Bremón.—Claro, claro…
 Emiliano.—Y que el habitante misterioso va descalzo; así que o es un salvaje o un
         naturista…
 Bremón.—¡Un salvaje, Emiliano, un salvaje! Estoy seguro, porque nosotros llevamos
         cinco años moviéndonos en la isla con entera libertad y él ha tenido que oír alguna
         vez nuestras voces y tiros, y ver el humo de la cocina… Si fuese un náufrago habría
         venido aquí, al oírnos. Pero cuando nos rehúye, es que es un pobre salvaje que nos
         tiene miedo…

                Enrique Jardiel Poncela, Cuatro corazones con freno y marcha atrás (adaptación), Vicens Vives.