Poema de Mio Cid
 
El Poema se inicia con una primera imagen del Cid, que sale triste de Vivar camino del destierro:

De los sus ojos  tan fuertemente llorando,
volvía la cabeza,  se las quedaba mirando:
vio puertas abiertas,  postigos sin candados,
y las perchas vacías,  sin pieles y sin mantos,
o sin halcones,  o sin azores mudados.
Suspiró mio Cid,  que se sentía muy preocupado;
habló mio Cid,  bien y muy mesurado:
«Gracias doy, Señor padre,  que estás en lo alto,
esto me han urdido  mis enemigos malos»
[…]
Mio Cid Ruy Díaz  por Burgos entrose,
en su compañía  sesenta pendones,
salíanlo a ver  mujeres y varones:
burgueses y burguesas  están en los balcones;
llorando de los ojos,  tanto es su dolor.

                                Cantar de Mio Cid, Alhambra.