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El Caballero de Olmedo, de Lope de Vega
En este drama, Lope de Vega, autor del Barroco, movimiento artístico del siglo XVII, pone en escena la historia del don Alonso, enamorado de doña Inés, que le corresponde, y odiado por don Rodrigo, el pretendiente despechado. En este fragmento, el final de la obra, don Rodrigo da muerte
a don Alonso.
Rodrigo.— ¿Quién va?
ALonso.— Un hombre. ¿No me ven?
Fernando.— Deténgase.
Alonso.— Caballeros,
si acaso necesidad
los fuerza a pasos como estos,
desde aquí a mi casa hay poco:
no habré menester dineros;
que de día y en la calle
se los doy a cuantos veo
que me hacen honra en pedirlos.
Rodrigo.— Quítese las armas luego.
Alonso.— ¿Para qué?
Rodrigo.— Para rendillas.
Alonso.— ¿Saben quién soy?
Fernando.— El de Olmedo,
el matador de los toros,
que viene arrogante y necio
a afrentar los de Medina;
el que deshonra a don Pedro
con alcagüetes infames.
Alonso.— Si fuérades a lo menos
nobles vosotros, allá,
pues tuvistes tanto tiempo,
que hablárades, y no agora,
que solo a mi casa vuelvo.
Allá en las rejas, adonde
dejastes la capa huyendo,
fuera bien, y no en cuadrilla
a media noche, soberbios.
Pero confieso, villanos,
que la estimación os debo:
que, aun siendo tantos, sois pocos.
Riñan
Rodrigo.— Yo vengo a matar, no vengo
a desafíos, que, entonces,
te matara cuerpo a cuerpo.
Tírale.
Disparen dentro.
Alonso.— Traidores sois;
Pero sin armas de fuego
no pudiérades matarme.
¡Jesús!
Fernando.— ¡Bien lo has hecho, Mendo!
Alonso.— ¡Qué poco créditos di
a los avisos del cielo!
Valor propio me ha engañado,
y muerto envidias y celos.
¡Ay de mí! ¿Qué haré en un campo?
tan solo?
Tello.— Pena me dieron
estos hombres que a caballo
van hacia Medina huyendo.
Si a don Alonso habían visto
pregunté; no respondieron.
¡Mala señal! Voy temblando.
Alonso.— ¡Dios mío, piedad! ¡Yo muero!
Vos sabéis que fue mi amor
Dirigido a casamiento.
¡Ay, Inés!
Lope de Vega, El Caballero de Olmedo, Cátedra.
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