Leandro Fernández de Moratín es un poeta y dramaturgo del siglo XVIII que
satirizó en parte de su obra poética cuestiones relacionadas con el ser humano.
En esta sátira censura a quienes predican la virtud sin practicarla.
Ayer don Ermeguncio, aquel pedante,
locuaz declamador, a verme vino
en punto de las diez. Si de él te acuerdas,
sabrás que no tan solo es importuno,
presumido, embrollón, sino que, a tantas
gracias, añade la de ser goloso
mas que el perro de Filis. No te puedo
decir con cuántas indirectas frases
y tropos elegantes y floridos
me pidió de almorzar. Cedí al encanto
de su elocuencia, y vieras conducida
del rústico gallego que me sirve,
ancha bandeja de tazón chinesco
rebosando de hirviente chocolate […]
Antes de comenzar el gran destrozo,
altos elogios hizo del fragante
aroma que la taza despedía,
del esponjoso pan, de los dorados
bollos, del plato, del mantel, del agua;
y empieza a devorar. Mas no presumas
que por eso calló: diserta y come,
engulle y grita, fatigando a un tiempo
estómago y pulmón. ¡Qué cosas dijo! ¡Cuánta doctrina acumuló, citando,
vengan al caso o no, godos y etruscos!
Al fin, en voz ronca: «¡Oh edad nefanda! ¡Vicios abominables! ¡Oh costumbres! ¡Oh corrupción!», exclama. Y, de camino,
dos tortas se tragó […]